Según la Organización Mundial de la Salud, la fisioterapia es el arte y la ciencia del tratamiento físico que ayuda a restaurar el movimiento y la función cuando alguien ha sido afectado por lesión, enfermedad o discapacidad.
Para que el lector entienda un poco más lo que es la fisioterapia, me gusta añadir que la función de un fisioterapeuta es prevenir lesiones, mejorar la calidad de vida de las personas (generalmente mejorando sus capacidades físicas básicas) y ayudar al paciente en su proceso de recuperación, explicando siempre qué es lo que ocurre, qué puedo hacer yo como fisioterapeuta para ayudar a mi paciente y qué puede hacer el propio paciente para que el desarrollo de su recuperación se lleve a cabo de manera exitosa. Es muy importante que el propio paciente sepa lo que le ocurre, ya que la ciencia nos ha mostrado que un paciente que sabe cuál es la fuente de su dolor/lesión, puede afrontarlo mejor y por lo tanto llevar a cabo una recuperación más rápida, eficaz y por tanto, saludable. Vale la pena mencionar también que normalmente acudir a un fisioterapeuta por cualquier tipo de lesión conlleva un aprendizaje sobre la lesión y también una implicación en el proceso de recuperación, es decir, el paciente normalmente deberá seguir ciertas pautas y recomendaciones para llevar a cabo lo que me gusta definir como una recuperación exitosa (recuperación total del dolor o patología por el que el paciente acude a consulta, a veces incluso acabando la recuperación con mejor estado físico del que partía antes).
Cualquier persona puede ser participe del proceso de fortalecimiento y sanación del cuerpo. No sólo aquellos con condiciones médicas graves o después de lesiones graves. Sino también aquellos que sufren de dolor de espalda y lesiones leves y “cotidianas”, ya que estas condiciones a menudo pueden intensificarse con el tiempo si no son tratadas por un profesional de la salud.
Una duda típica que les surge a los pacientes es cuándo debo acudir a un fisioterapeuta. Bien, pues la idea no es acudir al fisioterapeuta cada X tiempo para pasar una especie de revisión, sino que cuando a una persona le aparece un determinado dolor (ya sea sin causa aparente, por un golpe o traumatismo…) que le limita llevar a cabo una vida normal, y este dolor no disminuye por sí solo en unos pocos días, es altamente recomendable que un profesional de la salud, ya sea médico o fisioterapeuta, evalúe a ese paciente de forma que se conozca el origen del dolor y se plantee un tratamiento que elimine el mismo. Por lo tanto, debe quedar claro que no es normal vivir con dolor ni necesitar medicación de manera habitual para no tener dolor (salvo en algún caso grave). En el caso de la fisioterapia el tratamiento consiste en aplicar agentes físicos (ya sea ejercicio, terapia manual, corrientes, calor, frío…) para eliminar la lesión, por lo que si se recibe un buen tratamiento de fisioterapia, en muchos casos no vamos a necesitar tratamiento médico y lo que ello conlleva (efectos adversos de la medicación). La fisioterapia no produce efectos secundarios ni toxicidad de ningún tipo.
El fisioterapeuta debe conocer en profundidad el funcionamiento del cuerpo humano, las posibles lesiones que éste puede sufrir y su tratamiento mediante agentes físicos. Una herramienta de diagnóstico muy interesante en la fisioterapia es la ecografía, ya que gracias a ella podemos saber exactamente si existe alguna lesión como rotura muscular, esguinces, conocer el estado de los tendones, ligamentos, huesos y músculos. Nos ayuda también a descartar ciertas patologías graves como pueden ser las trombosis y fracturas óseas. Por lo tanto, contar con un ecógrafo en nuestro centro de trabajo nos ayuda a ser más precisos y eficaces, generando así una mayor confianza en el paciente. Otro campo que debe conocer a fondo un fisioterapeuta es el del ejercicio físico, ya que suele ser un pilar fundamental en una buena parte de las patologías que sufrimos las personas. Es por esto que un fisioterapeuta que tiene un buen conocimiento sobre el ejercicio aplicado en patologías lleva a cabo mejores recuperaciones que los fisioterapeutas que no usan ejercicio en la recuperación de sus pacientes.
Los fisioterapeutas pueden trabajar en clínicas privadas, policlínicas, hospitales, centros de educación especial, hoteles, hogares de ancianos, tanto en atención primaria como especializada, balnearios, gimnasios, empresas de todo tipi, centros deportivos, atención domiciliaria y como docentes en universidades o centros de formación.
Actualmente el fisioterapeuta es el encargado de valorar, planificar y aplicar medidas terapéuticas propias de su disciplina en las siguientes especialidades médicas: Neurología, Pediatría, Gerontología, Terapia Intensiva, Obstetricia y Ginecología, Angiología y Cirugía Vascular, Reumatología, Cardiología, Neumología, Traumatología y Ortopedia, Deporte, Clínica Médica y Oncología. La Fisioterapia está presente, prácticamente, en todas las especialidades médicas y su aporte es vital para la atención y la rehabilitación de las personas que requieran de estos especialistas.
Espero que esta información te haya sido de ayuda y gracias a ella conozcas (si hasta ahora lo desconocías) la importancia de ponerse en manos de un buen profesional a la hora de tratar cualquier tipo de dolor, evitando así los riesgos que surgen cuando dejamos nuestra salud en manos de alguien que no tiene la formación y experiencia necesarias para llevar a cabo una tarea tan importante como es la prevención, recuperación y mejora de la salud.